la nutricion

martes, 11 de marzo de 2008

QUE ES LA NUTRICION

Nutrición
La nutrición es el proceso biológico en el que los organismos asimilan los alimentos y los líquidos necesarios para el funcionamiento, el crecimiento y el mantenimiento de sus funciones vitales. La nutrición también es el estudio de la relación entre los alimentos con la salud, especialmente en la determinación de una dieta
Aunque alimentación y nutrición se utilizan frecuentemente como sinónimos, son términos diferentes ya que:
La nutrición hace referencia a los nutrientes que componen los alimentos y comprende un conjunto de fenómenos involuntarios que suceden tras la ingestión de los alimentos, es decir, la digestión, la absorción o paso a la sangre desde el tubo digestivo de sus componentes o nutrientes, su metabolismo o transformaciones químicas en las células y excreción o eliminación del organismo.
La alimentación comprende un conjunto de actos voluntarios y conscientes que van dirigidos a la elección, preparación e ingestión de los alimentos, fenómenos muy relacionados con el medio sociocultural y económico (medio ambiente) y determinan al menos en gran parte, los hábitos dietéticos y estilos de vida.
Una nutrición adecuada es la que cubre:
Los requerimientos de energía a través de la ingestión en las proporciones adecuadas de nutrientes energéticos como los hidratos de carbono y grasas. Estos requerimientos energéticos están relacionados con la actividad física y el gasto energético de cada persona.
Los requerimientos plásticos o estructurales proporcionados por las proteínas.
Las necesidades de micro nutrientes no energéticos como las vitaminas y minerales.
La correcta hidratación basada en el consumo de agua.
La ingesta suficiente de fibra dietética.
Las pautas dietéticas se representan en pirámides de los alimentos.

LA MALA NUTRICION



La mala nutrición

La mala nutrición está implicada en más de la mitad de todas las muertes infantiles alrededor del mundo – una proporción sin paralelo entre cualquier enfermedad infecciosa desde la Peste Negra. La mala nutrición está íntimamente vinculada con la mala salud y factores medioambientales. Y sin embargo, con harta frecuencia los planeadores, los políticos y los economistas dejan de tomar en cuenta o no comprenden esta realidad. Entre los malentendidos serios podemos citar los siguientes:
Mito Número 1: Fundamentalmente, la desnutrición es una cuestión de insumo inadecuado de alimentos. Falso. Desde luego, los alimentos son importantes. Pero la mayoría de la desnutrición seria es causada por mal saneamiento y enfermedad, que conducen a diarrea, especialmente entre los niños pequeños. La condición de la mujer dentro de la sociedad y la educación de las mujeres juegan un rol muy importante en el mejoramiento de la nutrición. Mejorar la atención de los niños pequeños es vital.
Mito Número 2: Una mejor nutrición es una de las consecuencias de otras medidas de disminución de la pobreza y del progreso económico. Lo uno no es posible sin lo otro. Igualmente falso. Mejorar la nutrición requiere acción enfocada de parte de padres y comunidades, respaldada por la acción local y nacional en materias de salud y servicios públicos, especialmente el suministro de agua y el saneamiento. Tailandia ha demostrado que es posible reducir la desnutrición moderada y severa en tres cuartas partes o más por semejantes medios en el espacio de una década.
Mito Número 3: Dados unos recursos escasos, la acción de base amplia es prácticamente imposible en una escala masiva, especialmente en los países pobres. Igualmente falso. A pesar de los graves reveses económicos, muchos países en desarrollo han hecho progresos notables. Más de dos tercios de los habitantes de los países en desarrollo ahora comen sal yodada, combatiendo la deficiencia de yodo y la anemia que afecta a alrededor de 3.500 millones de personas en unas 100 naciones del mundo, sobre todo a las mujeres y los niños. Cada año, alrededor de 450 millones de niños reciben cápsulas de vitamina A, para combatir la deficiencia que causa ceguera y aumenta la mortalidad infantil. Se han encontrado nuevas maneras de promocionar y apoyar la lactancia materna, y las tasas de amamantamiento se mantienen estables en muchos países, mientras en algunos otros estas tasas están incrementando. Por otra parte, la inmunización masiva y la promoción de la rehidratación oral para reducir las muertes causadas por diarrea también han hecho mucho para mejorar la nutrición.

LA NUTRICION EN NIÑOS Y ADOLESCENTES



Nutrición en niños y adolescentes

Es vital que los niños tengan una adecuada nutrición y una dieta sana para que su potencial de desarrollo sea óptimo. Durante la infancia y la adolescencia, los hábitos dietéticos y el ejercicio pueden marcar la diferencia entre una vida sana y el riesgo de sufrir enfermedades en años posteriores. En las distintas etapas de la vida, se necesitan nutrientes diferentes.

Durante los 12 primeros meses de vida, un bebé triplica su peso y su estatura aumenta en un 50 por ciento. Estos incrementos en peso y estatura son los principales índices utilizados para la evaluación de su estado nutricional y se miden a intervalos regulares, comparándolos con curvas de crecimiento estándar. Estas mediciones son herramientas importantes a la hora de evaluar el progreso del niño, especialmente entre los 6 y los 12 meses de vida.
La lactancia materna, según las necesidades del niño, sigue siendo la mejor manera para alimentar a un bebé sano y que haya nacido a término. La leche humana satisface todas las necesidades nutricionales para el crecimiento y el desarrollo del bebé. Además, los 4-6 primeros meses de vida son un periodo de crecimiento rápido, especialmente para el cerebro, y como la leche materna contiene aminoácidos y ácido graso resulta ideal para satisfacer dichas necesidades. La leche materna contiene también agentes antibacterianos y antiinfecciosos, entre ellos las inmunoglobulinas, que tienen una gran importancia en el fortalecimiento del sistema inmunológico. El calostro, que es el fluido que producen las glándulas mamarias durante los primeros días posteriores al parto, es rico en proteínas, vitaminas y minerales. Además, contiene anticuerpos y agentes antiinfecciosos, factores antinflamatorios, factores de crecimiento, enzimas y hormonas que son beneficiosas para el desarrollo y crecimiento del bebé.

La lactancia materna es muy recomendable por motivos psicológicos, fisiológicos y emocionales. No hay ningún motivo por el que el que no se deba continuar con la lactancia hasta los dos años, ya que es beneficioso para la madre y para el niño desde el punto de vista nutricional. No obstante, debido a los cambios en el estilo de vida y a su disponibilidad comercial, a veces se utilizan preparados para lactantes, que son en general seguros, siempre que se utilicen preparados autorizados y en condiciones higiénicas adecuadas. Los preparados para lactantes intentan imitar en lo posible la composición de la leche materna y su uso debe cumplir con las directrices establecidas por la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud. Los niños alimentados con preparados también deben comer según lo que necesiten, y para un óptimo crecimiento del bebé, deben prepararse siguiendo puntualmente las instrucciones del fabricante.

Es preciso poner especial atención a la esterilización de los utensilios utilizados para dar de comer al niño, y reducir así los riesgos de contaminación, ya que los bebés alimentados con preparados no tienen la misma protección inmunológica que los bebés amamantados.

DESDE EL NACIMIENTO HASTA LOS CUATRO MESES




Durante s de vida, los bebés sólo necesitan leche materna o de fórmula para satisfacer todas sus necesidades nutricionales.
Si se amamanta a un recién nacido, la lactancia necesaria puede ser de 8 a 12 veces al día (cada 2 a 4 horas) o de acuerdo con las necesidades del bebé. Hacia los cuatro meses, el recién nacido puede reducir la lactancia a 4 ó 6 veces al día, sin embargo, aumenta la cantidad de leche materna que consume cada vez.
Los bebés que reciben leche maternizada o fórmula pueden necesitar alimentarse alrededor de 6 a 8 veces al día, comenzando por 2 a 5 onzas (60 a 150 ml) cada vez que se alimentan, para un total de 16 a 35 onzas (470 a 1.000 ml) diarias. Como con la lactancia materna, el número de alimentaciones se reducirá a medida que el bebé crezca, pero la cantidad de fórmula aumentará hasta aproximadamente 6 a 8 onzas (177 a 236 ml) por alimento.
Nunca se debe suministrar miel al bebé, ya que ésta puede contener las esporas que causan botulismo y el sistema inmunitario del bebé no está completamente desarrollado para combatir esta enfermedad.
Aunque un bebé puede dormir toda la noche, es posible que sea necesario despertarlo para alimentarlo si no come lo suficiente durante el día o si está bajo de peso. Los chequeos de rutina con el médico para controlar el crecimiento del bebé sirven para asegurarse de que se le está suministrando la alimentación adecuada durante el día. El médico o el nutricionista informarán a los padres si es recomendable despertar al bebé para alimentarlo.